Home / Noticias / ¿El nuevo papa podría ser africano?

¿El nuevo papa podría ser africano?

Con la reciente muerte del papa Francisco, muchos han especulado sobre la base de una supuesta «profecía» de Nostradamus sobre la llegada de un papa negro como vaticinio del fin del mundo. En esta creencia también muchos supersticiosos cristianos y fanáticos religiosos han puesto su vista en el cardenal Robert Sarah, pero la verdad es que la historia no miente ni cambia y ya han existido más papas de color en la iglesia, te compartimos una crónica sobre esta temática.

La historia de la Iglesia Católica, con más de dos mil años de existencia, ha sido moldeada por líderes de diversas regiones del mundo. Aunque la mayoría de los papas han provenido de Europa, particularmente de Italia, el continente africano ha contribuido con tres pontífices en los primeros siglos del cristianismo: Vítor I, Melquíades y Gelasio I. Estos papas, originarios del norte de África, dejaron un legado significativo en una época en que la fe cristiana aún se consolidaba. En la era moderna, la posibilidad de un papa africano ha resurgido con fuerza, especialmente con figuras como el cardenal Robert Sarah, cuya trayectoria y posturas lo posicionan como un candidato relevante tras la muerte del papa Francisco en abril de 2025. A continuación, se presenta una crónica de los papas africanos históricos y un análisis de Robert Sarah como posible sucesor.

Los Papas Africanos: Un Legado Temprano

En los primeros siglos del cristianismo, el norte de África, particularmente las regiones que hoy corresponden a Túnez, Argelia y Libia, era un centro vibrante de la fe cristiana. La provincia romana de África Proconsularis, con Cartago como epicentro, albergaba comunidades cristianas influyentes que contribuyeron al desarrollo teológico y litúrgico de la Iglesia. En este contexto, tres hombres de origen africano ascendieron al papado, marcando hitos en la historia eclesiástica.

Vítor I (189-198)

Vítor I, considerado el primer papa africano, nació en la provincia romana de África, probablemente en la actual Túnez. Su pontificado, que abarcó aproximadamente una década a finales del siglo II, se destacó por su firmeza en cuestiones doctrinales y litúrgicas. Una de sus contribuciones más significativas fue la resolución de la controversia sobre la fecha de la Pascua, conocida como la «controversia pascual». Vítor I abogó por celebrar la Pascua el domingo siguiente al 14 de Nisán, en lugar de seguir la tradición judía de celebrarla el mismo día, independientemente de la semana. Esta decisión, aunque generó tensiones con las iglesias de Asia Menor, fortaleció la uniformidad litúrgica en la Iglesia occidental.

Vítor I también es recordado por su papel en la consolidación del latín como lengua litúrgica en Roma, un paso crucial para diferenciar el cristianismo del judaísmo y las tradiciones griegas predominantes en el este. Aunque no hay evidencia concluyente de que fuera de raza negra, su origen africano lo convierte en un símbolo de la diversidad temprana de la Iglesia.

Melquíades (311-314)

El segundo papa africano, Melquíades, también conocido como Milcíades, asumió el papado en un momento de transición crucial para el cristianismo. Nacido en el norte de África, probablemente en la región de Cartago, Melquíades lideró la Iglesia durante el reinado del emperador Constantino, cuando el cristianismo comenzó a ser tolerado tras siglos de persecución. Su pontificado coincidió con el Edicto de Milán (313), que otorgó libertad de culto a los cristianos y marcó el inicio de la integración del cristianismo en el Imperio Romano.

Melquíades es conocido por su papel en la organización de la Iglesia tras la persecución de Diocleciano. Durante su pontificado, se le otorgaron propiedades, como el Palacio de Letrán, que se convirtió en la primera residencia oficial de los papas. Además, enfrentó desafíos teológicos, como el cisma donatista en África, que cuestionaba la validez de los sacramentos administrados por clérigos que habían cedido bajo la persecución. Melquíades condenó el donatismo, reafirmando la unidad de la Iglesia. Su breve pontificado sentó las bases para la expansión del cristianismo como religión oficial del Imperio.

Gelasio I (492-496)

Gelasio I, el tercer y último papa africano conocido, nació en Roma, pero su familia era de origen norteafricano, posiblemente de la región de Cartago. Su pontificado, a finales del siglo V, se desarrolló en un contexto de declive del Imperio Romano de Occidente y creciente influencia de la Iglesia. Gelasio I es célebre por su doctrina de las «dos espadas», que delineaba la separación entre el poder espiritual del papa y el poder temporal de los gobernantes seculares. Esta teoría, expresada en sus cartas al emperador Anastasio I, estableció un precedente para la relación entre la Iglesia y el Estado en la Edad Media.

Gelasio también contribuyó al desarrollo litúrgico, promoviendo el uso del «Canon Romano» en la misa y estandarizando prácticas sacramentales. Su firme oposición a las herejías, como el monofisismo, reforzó la ortodoxia católica en un período de divisiones teológicas. Además, su énfasis en la caridad y la atención a los pobres reflejó los valores cristianos en una Roma asediada por la inestabilidad.

Estos tres papas africanos, aunque no eran de raza negra según los registros históricos, representaron la influencia del norte de África en los primeros siglos de la Iglesia. Sus pontificados, marcados por decisiones litúrgicas, teológicas y políticas, ayudaron a moldear el cristianismo en una religión global. Sin embargo, tras Gelasio I, ningún africano ha ocupado el trono de San Pedro, lo que hace que la posibilidad de un papa africano en la era moderna sea un tema de gran interés.

Robert Sarah: Un Cardenal Africano en el Centro del Debate

¿Quién es Robert Sarah?

Robert Sarah, nacido el 15 de junio de 1945 en Ourous, un pueblo rural de Guinea, es uno de los cardenales más prominentes de la Iglesia Católica en la actualidad. De origen animista, se convirtió al catolicismo gracias a misioneros franceses y fue ordenado sacerdote en 1969. A los 34 años, en 1979, fue nombrado arzobispo de Conakry por Juan Pablo II, convirtiéndose en el obispo más joven del mundo en ese momento. Durante más de dos décadas, lideró la Iglesia en Guinea bajo la dictadura de Sékou Touré, enfrentándose al régimen y defendiendo la independencia de la institución eclesiástica.

Sarah ascendió en la jerarquía vaticana, sirviendo como secretario de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos (2001-2010) y presidente del Pontificio Consejo Cor Unum (2010-2014). En 2014, el papa Francisco lo nombró prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, cargo que ocupó hasta 2021. Como cardenal desde 2010, Sarah se ha destacado por su defensa de la doctrina tradicional católica, abogando por el celibato sacerdotal, la liturgia tradicional y la centralidad de la adoración a Dios. Sus críticas a la «colonización cultural» de Occidente y su rechazo a reformas progresistas, como la bendición de parejas homosexuales o la ordenación de hombres casados, lo han convertido en una figura polarizante.

Posibilidades de ser Papa

Tras la muerte del papa Francisco el 21 de abril de 2025, Robert Sarah ha emergido como uno de los candidatos más mencionados para sucederlo, según diversos medios internacionales y publicaciones católicas. Su perfil conservador y su énfasis en la liturgia tradicional lo convierten en un favorito entre los sectores que buscan un retorno a los fundamentos doctrinales de la Iglesia, especialmente tras el pontificado reformista de Francisco. Además, su posible elección sería histórica, ya que sería el primer papa africano en más de 1,500 años y el primero de raza negra, un hito que cumpliría con especulaciones proféticas, como la de Nostradamus sobre un «Papa negro».

Sin embargo, varios factores podrían influir en sus posibilidades:

  • Apoyo Conservador: Sarah cuenta con el respaldo de cardenales y fieles tradicionalistas, quienes ven en él una continuidad con los papados de Juan Pablo II y Benedicto XVI. Su oposición a reformas progresistas, como las propuestas en el Sínodo sobre la Amazonía, le ha ganado adeptos en el ala conservadora del Colegio Cardenalicio.
  • Edad: A sus 79 años (cumplirá 80 en junio de 2025), Sarah está al límite de la edad para participar en el cónclave, ya que los cardenales mayores de 80 años no pueden votar. Si el cónclave se celebra antes de su cumpleaños, su candidatura es viable, pero su edad podría ser vista como un obstáculo para un papado largo.
  • Polémicas: Sarah ha generado controversias, como la publicación en 2020 del libro Desde lo profundo de nuestros corazones, inicialmente presentado como coescrito con Benedicto XVI, que defendía el celibato sacerdotal en un momento en que Francisco consideraba ordenar hombres casados. La controversia, que incluyó la retirada del nombre de Benedicto, dañó su imagen entre algunos sectores. Además, sus críticas abiertas a ciertas decisiones de Francisco, como la aprobación de Fiducia supplicans (que permite bendiciones a parejas homosexuales), lo han posicionado como un opositor del legado del papa argentino.
  • Otros Candidatos Africanos: Sarah no es el único africano en la lista de «papables». Peter Turkson de Ghana, con un enfoque más progresista, y Fridolin Ambongo Besungu de la República Democrática del Congo, un exaliado de Francisco, también son considerados. La presencia de estos candidatos podría dividir el voto africano.
  • Contexto Global: La elección de un papa africano tendría un simbolismo poderoso en un momento en que la mayoría de los católicos viven fuera de Europa, especialmente en África y América Latina. Sin embargo, las tendencias conservadoras en la política global, como el ascenso de figuras como Donald Trump, podrían favorecer a un candidato como Sarah, mientras que un deseo de continuidad con las reformas de Francisco podría inclinar la balanza hacia figuras más progresistas, como Luis Tagle de Filipinas o Pietro Parolin de Italia.

Según análisis de inteligencia artificial y medios como Milenio y El Universal, Sarah tiene altas probabilidades debido a su experiencia, influencia y perfil teológico, pero su edad y posturas polarizantes son obstáculos significativos. La decisión final dependerá de las dinámicas del cónclave, que reunirá a aproximadamente 133 cardenales electores, y de la interpretación que hagan de las necesidades actuales de la Iglesia.

Los papas africanos del pasado —Vítor I, Melquíades y Gelasio I— dejaron una huella indeleble en la Iglesia primitiva, contribuyendo a su unidad litúrgica, teológica y política en tiempos de crisis. En la era moderna, Robert Sarah representa la posibilidad de un renacimiento africano en el papado, con un enfoque que prioriza la tradición y la ortodoxia. Aunque su candidatura es fuerte, enfrenta desafíos significativos debido a su edad, controversias pasadas y la competencia de otros cardenales. El próximo cónclave, que se celebrará en las semanas siguientes a la muerte de Francisco, determinará si Sarah se convierte en el primer papa africano de la era moderna, cumpliendo profecías y marcando un nuevo capítulo en la historia de la Iglesia Católica.

Etiquetado:

Deje un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *