En los últimos días, cientos de palestinos han salido a las calles en el norte de la Franja de Gaza para protestar contra Hamás, el grupo islamista que controla el enclave desde 2007, en una rara muestra de disidencia pública. Las manifestaciones, que comenzaron el martes 25 de marzo de 2025 y continuaron el miércoles 26, se han concentrado principalmente en la devastada ciudad de Beit Lahia, donde los participantes han exigido el fin de la guerra con Israel y la salida de Hamás del poder. Estas protestas se producen en un contexto de creciente desesperación tras 17 meses de conflicto, que ha dejado más de 50,000 muertos y gran parte del territorio en ruinas, según el Ministerio de Salud de Gaza.
Videos difundidos en redes sociales muestran a los manifestantes ondeando banderas blancas y portando pancartas con mensajes como «Detengan la guerra» y «La sangre de nuestros niños no es barata». Entre los cánticos más destacados se escucharon consignas como «¡Fuera Hamás!» y «¡El pueblo no quiere guerra!», reflejando un hartazgo generalizado. Residentes como Mohammed Diab, de Beit Lahia, han expresado su frustración: «Nos negamos a morir por nadie, ni por los planes de ningún partido», afirmó, culpando tanto a Hamás como a Israel por el sufrimiento continuo.
Las protestas, que algunos estiman reunieron hasta 3,000 personas el miércoles, han sido dispersadas en ocasiones por militantes de Hamás, algunos armados, quienes han agredido a manifestantes y acusado a los participantes de traición. Sin embargo, la magnitud de estas movilizaciones, las mayores contra el grupo desde el inicio de la guerra tras los ataques del 7 de octubre de 2023, evidencia un cambio en el ánimo de sectores de la población gazatí. «Hamás debe dimitir y escuchar la voz de los que sufren», señaló Diab, cuya casa fue destruida y perdió a un hermano en el conflicto.

El trasfondo de estas manifestaciones está marcado por la reanudación de la ofensiva israelí el 18 de marzo, tras el colapso de un alto el fuego de dos meses, y un bloqueo que ha impedido la entrada de alimentos, agua y medicinas durante tres semanas, según la UNRWA. Israel exige la liberación de 59 rehenes y el desarme de Hamás, mientras el grupo insiste en un alto el fuego duradero y la retirada israelí como condiciones para cualquier acuerdo.
A pesar del apoyo histórico a la resistencia armada contra Israel, las voces críticas hacia Hamás han ganado terreno, aunque persiste el temor a represalias. «Es el único bando al que podemos afectar», dijo Ammar Hassan, un joven manifestante, subrayando la impotencia ante la ocupación israelí. Por su parte, Hamás ha minimizado las protestas, calificándolas de «espontáneas» y afirmando que no reflejan la posición mayoritaria, mientras líderes como Bassem Naim han redirigido la culpa hacia Israel.
Estas manifestaciones, ocurridas hasta el 26 de marzo de 2025, destacan las crecientes tensiones internas en Gaza y el desafío que enfrenta Hamás para mantener su autoridad en medio de una crisis humanitaria sin precedentes.